HISTORIAS DE SEXO para levantar el rating
Cap. 1.5
El resto del grupo se fue, y nos dejaron solos en la puerta de la facultad. Nos pusimos a hablar pavadas unos minutos. Que el parcial no era tan dificil, que en la otra materia la estaban matando con muchos textos, etc, etc. Cuando se hizo el primer silencio decidí que era momento de sacarme todas las dudas. Bah, dudas no eran, sino más bien quería preguntarle qué corno le había pasado que había desaparecido, si estaba todo bien, si había tenido algún problema... Yo a esa altura esperaba cualquier cosa menos una respuesta normal... que fue lo que me contestó. Resulta que había estado estudiando y había faltado a una clase por el parcial de la otra materia y bla bla bla... Bueno todo bien, a otro tema.
-Y... ¿qué hiciste este fin de semana?
-Nada, salí con las chicas, discusiones con mi chico...-
Hiper chan. Yo seguí con mi cara de no pasa nada. Ella continuó, más o menos de esta manera:
-... Un tarado, me hizo una re escena el otro día porque yo quería salir con las chicas y el quería que salgamos, y lo mandé a la mierda. Es un nabo, cuando salimos, hacemos siempre la misma, me lleva a dar vueltas en su auto por San Isidro, comemos, cine y helado... Todo bien, la pasamos bien, pero yo me cago de risa con mis amigas, y cuando quiero salir con ellas, que no me joda...
-Bueno... yo qué sé...- atiné a decir, -el pibe te quiere...- tiré para ver qué onda.
-Sí, ya sé, pero bueno, yo soy libre, que no me joda. Hay veces que sí, quiero salir con él, pero cuando quiero salir con las chicas, que no me joda, que se la banque. Él porque no tiene ese vínculo con sus amigos, como el que tengo yo con mis amigas. Que tenga su vida, que yo tengo la mía...Y no sabés, el sábado yo salí con las chicas como te dije, y estábamos en la YPF de Libertador y apareció!!! Y lo peor es que quería que me vaya con él!!! Lo mandé a la mierda de una...
-Y bueno... ya te dije, el pibe te debe querer...-
Otra vez la misma excusa. Me di cuenta y decidí que era hora de dejar de ponerme de lado del pibe como un idiota, y empezar a darle la razón a ella, que pareciera que era lo que estaba buscando.
-Y... bueno,no sé... Sí, tenés razón. A mí me pasó una vez algo parecido...
Bla bla bla. Me dió la sensación que no me estaba prestando atención, porque ella siguió unos minutos descargándose sin importarle demasiado mis opiniones. Y de repente, después de tanto "es un tarado", "lo mandé a la mierda", "que se vaya a cagar", "yo soy libre e independiente", "que no me joda" y "que me deje tranquila", se hizo un silencio. Otro más.
-Y ¿qué hacés ahora?- le pregunté.
-No, nada, me voy a casa.
-Bueno ¿hablamos el fin de semana? Digo, si no hacés nada...
-Sí, dale, no hay problema- me contestó. Y se quedó ahí, mirándome, moviéndo su cuerpo y jugando con la carpeta que tenía en sus manos y la cartera colgada al hombro.
Nos miramos. Sonreimos. Nos miramos de nuevo. Se hizo un nuevo silencio. Me acordé de unas semanas atrás en su departamento. Esa vez me había jugado y me había salido bien. "Qué hay de malo intentarlo de nuevo", pensé. No había nada que perder, la habíamos pasado re bien la otra vez. Y la supuesta actitud de la mina y su discurso acerca de su "independencia" y que era "tan libre", me ayudaron a tomar coraje y decirle, así, de una,
-¿Vamos al telo?
Me miró. Yo esperaba el cachetazo, pero a la vez, increíblemente, estaba re tranqui. En otra ocasión me hubiera puesto coloradísimo, sin embargo no lo estaba. O al menos eso pensaba yo.
-Bueno, dale. ¿Al de acá a la vuelta? El de Pedro Goyena.
-Sí, yo qué sé... Bueno, dale.
Y así fue que caminamos hacía el "Oasis" sin decir casi nada.
(continuará)
Cap. 1.5
El resto del grupo se fue, y nos dejaron solos en la puerta de la facultad. Nos pusimos a hablar pavadas unos minutos. Que el parcial no era tan dificil, que en la otra materia la estaban matando con muchos textos, etc, etc. Cuando se hizo el primer silencio decidí que era momento de sacarme todas las dudas. Bah, dudas no eran, sino más bien quería preguntarle qué corno le había pasado que había desaparecido, si estaba todo bien, si había tenido algún problema... Yo a esa altura esperaba cualquier cosa menos una respuesta normal... que fue lo que me contestó. Resulta que había estado estudiando y había faltado a una clase por el parcial de la otra materia y bla bla bla... Bueno todo bien, a otro tema.
-Y... ¿qué hiciste este fin de semana?
-Nada, salí con las chicas, discusiones con mi chico...-
Hiper chan. Yo seguí con mi cara de no pasa nada. Ella continuó, más o menos de esta manera:
-... Un tarado, me hizo una re escena el otro día porque yo quería salir con las chicas y el quería que salgamos, y lo mandé a la mierda. Es un nabo, cuando salimos, hacemos siempre la misma, me lleva a dar vueltas en su auto por San Isidro, comemos, cine y helado... Todo bien, la pasamos bien, pero yo me cago de risa con mis amigas, y cuando quiero salir con ellas, que no me joda...
-Bueno... yo qué sé...- atiné a decir, -el pibe te quiere...- tiré para ver qué onda.
-Sí, ya sé, pero bueno, yo soy libre, que no me joda. Hay veces que sí, quiero salir con él, pero cuando quiero salir con las chicas, que no me joda, que se la banque. Él porque no tiene ese vínculo con sus amigos, como el que tengo yo con mis amigas. Que tenga su vida, que yo tengo la mía...Y no sabés, el sábado yo salí con las chicas como te dije, y estábamos en la YPF de Libertador y apareció!!! Y lo peor es que quería que me vaya con él!!! Lo mandé a la mierda de una...
-Y bueno... ya te dije, el pibe te debe querer...-
Otra vez la misma excusa. Me di cuenta y decidí que era hora de dejar de ponerme de lado del pibe como un idiota, y empezar a darle la razón a ella, que pareciera que era lo que estaba buscando.
-Y... bueno,no sé... Sí, tenés razón. A mí me pasó una vez algo parecido...
Bla bla bla. Me dió la sensación que no me estaba prestando atención, porque ella siguió unos minutos descargándose sin importarle demasiado mis opiniones. Y de repente, después de tanto "es un tarado", "lo mandé a la mierda", "que se vaya a cagar", "yo soy libre e independiente", "que no me joda" y "que me deje tranquila", se hizo un silencio. Otro más.
-Y ¿qué hacés ahora?- le pregunté.
-No, nada, me voy a casa.
-Bueno ¿hablamos el fin de semana? Digo, si no hacés nada...
-Sí, dale, no hay problema- me contestó. Y se quedó ahí, mirándome, moviéndo su cuerpo y jugando con la carpeta que tenía en sus manos y la cartera colgada al hombro.
Nos miramos. Sonreimos. Nos miramos de nuevo. Se hizo un nuevo silencio. Me acordé de unas semanas atrás en su departamento. Esa vez me había jugado y me había salido bien. "Qué hay de malo intentarlo de nuevo", pensé. No había nada que perder, la habíamos pasado re bien la otra vez. Y la supuesta actitud de la mina y su discurso acerca de su "independencia" y que era "tan libre", me ayudaron a tomar coraje y decirle, así, de una,
-¿Vamos al telo?
Me miró. Yo esperaba el cachetazo, pero a la vez, increíblemente, estaba re tranqui. En otra ocasión me hubiera puesto coloradísimo, sin embargo no lo estaba. O al menos eso pensaba yo.
-Bueno, dale. ¿Al de acá a la vuelta? El de Pedro Goyena.
-Sí, yo qué sé... Bueno, dale.
Y así fue que caminamos hacía el "Oasis" sin decir casi nada.
(continuará)
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