Mensaje subliminal ---> Asesina al hombre blanco! Asesina, asesina!

6.3.06

HISTORIAS DE SEXO II
Cap. 2.1

Las Vegas, año 2001. La ciudad del pecado en pleno Spring Break, ese receso de tres, cuatro días al comienzo de la primavera en que los estudiantes del "High School", y mayormente de las universidades, se toman el fin de semana largo para ir a descontrolar lejos de sus casas, campus, aulas... Y se van a tomar alcohol en demasía al punto de vomitar todas las noches, y tener sexo efímero con cualquiera lo suficientemente hueco para la media gringa de abdómenes y biceps marcados, y cabelleras rubias teñidas y tetas recién operadas, regalo de papi y mami para el cumple de 16, 18 o 21... Bueno, decía que para esa fecha los vagos, que cursan materias como Golf, o Bowling, necesitan un descanso de tanta exigencia universitaria, y se van de joda a Miami, New Orleans, Cancún... y Las Vegas. Yo, dedicido a aprovechar la situación, me alquilé un auto, reservé una habitación en el motel más pedorro de la ciudad, y encaré al sur de donde estaba viviendo hacía ya unos 3 meses.
La ciudad, con la pequeña diferencia que habían construido un par de mega hoteles nuevos, estaba igual a como la había dejado (¿?) un par de años atrás en mi primera visita. Aquella vez, con un amigo, me había alojado en el Mirage, ese que en la entrada tiene un volcán y que a la noche hace erupción cada media hora en un espectáculo de agua, fuego y sonido repleto de japoneses sacando fotos y filmando. Esta vez, a pesar de haber trabajado los tres meses anteriores ganando en dólares, preferí rentarme una habitación más barata, y guardar el dinero para cuando vuelva a Baires... o a lo sumo, gastarlo en otra cosa. Tanto lujo, para mí, es al pedo.
En fin, apenas llegué, tipo seis de la tarde y luego de haber manejado por el desierto unas cinco horas bajo una terrible lluvia, me tiré media horita a descansar, me bañé y salí a recorrer un poco. Di variás vueltas, entré a los hoteles-casino nuevos, cené y entre que me subí un par de veces a la montaña rusa del New York, New York, y vi los leones del MGM, se hicieron como las doce, una de la madrugada. Decidí entonces encarar para el lado de la joda, pero... ¿Y la joda? Sí, había visto algún que otro grupito de universitarios gritando en autos descapotables, y saliendo de los techos de alguna 4x4, pero eso a la tarde, recién llegado. Desde que había bajado el sol, ninguno. Comencé a recorrer bares, pero todo estaba muy tranquilo. Me habían dicho de una disco, supuestamente la más descotrolada de Las Vegas, así que fui a probar suerte ahí. Me sorprendí que me hayan dejado entrar gratis. Pero la sorpresa me duró unos segundos. Una vez adentro me di cuenta porqué: no había nadie. Bah, sólo unas pocas personas de diferentes edades, bailando una música asquerosa... Resulta que ya eran como las 2AM y era demasiado tarde, la movida ya estaba terminando... Di unas vueltas y volví resignado a mi humilde Motel 6, me vi media peli, y me dormí.

La introducción de esta historia se está haciendo larga, así que vayamos al grano. El día siguiente creo que fui al Hoover Dam, la represa que le da energía a Las Vegas y casi toda la costa oeste, bla bla bla, cosas que a nadie que esté leyendo esto le importe. Cuestión que a la tardecita me encontraba yo paseando por los interiores de Caesars's Palace y luego de presenciar un espectáculo medio choto de unos muñecos (animatronics) que representaban los dioses de la mitología romana, me metí en un local de Disney. Y caminando entre sus cuasi-góndolas infestadas de muñecos de peluche, plástico y demás materiales, escuché hablar en italiano. Mejor aun. Escuché a dos chicas hablando en italiano. Y ahora imagínensé la escena, típica de una peli de terror o todo lo contrario, de una comedia, en un local. Exacto. Me asomé tímidamente desde una punta de la pseudo-góndola como quién espía a una ex novia y rápidamente me oculté. Cerré y abrí los ojos y me los refregué con la mano. Entonces volví a asomarme para confirmar lo que mis ojos habían visto pero mi cerebro se negaba a creer. Dos terribles mujeres de unos veintipico charloteaban junto a unas muñecas de La Bella Durmiente. "Esta es la mía", pensé. "De última, si no pasa nada, al menos hablé con alguien en italiano". Desde que había finalizado el curso de italiano, no había podido poner en práctica mi 8.9 de promedio general en la Dante. Así que me arreglé un poco, respiré hondo, y las encaré con una Sirenita en la mano, que fue lo primero que encontré.

Continuará.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Jah! Hunter S. Thompson sonríe y fuma con boquilla, expectante, desde el Purgatorio.

9:53 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

uhhhhhhhhhhhhhh fuiste a la pausa en la mejor parte.... pareces telefe...jajajjajajaa

3:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

uy dio'... mirá con quién me compara...

4:25 p. m.  

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