Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear.

No nos vemos desde hace dos meses.

Anoche soñé con ella. Me buscaba. Nos encontrábamos en una plaza. Entrábamos a un bar. Tomábamos algo. Charlábamos con gente conocida en común que estaba por ahí. Nos tirábamos en un sillón a ver una tv portatil (¿o era un celular con pantallita un poco más grande?). Cuestión que para ver esas imágenes teníamos que estar muy cerca. Ella sonreía. Y acercaba su cara a la mía hasta apoyar su mejilla derecha a mi mejilla izquierda. Y seguía sonriendo. Y yo estaba muy contento. No quiero decir feliz para no exagerar. Pero estaba re bien.

Hoy a la mañana le escribí (obviamente sin contarle que había soñado con ella). Y me contestó en seguida. Esperé un rato, le escribí de nuevo, sin esperanzas de respuesta alguna, al menos por el resto del día, y me olvidé. Luego de unos minutos me di cuenta que tenía un correo nuevo. Sí. ¿Y podés creer? A esta altura no puedo ponerme tan nervioso, ansioso y expectante al leer la última frase de su mail: ¿Nos vemos a la vuelta? Me hice el idiota y esperé unas dos, tres horas para responderle de manera muy superada y tirar así como sinada un "obvio, sí, hablamos cuando vuelva". Y sé que voy a pasarme todo el fin de semana pensando en esto. Y sé que el lunes no le voy a escribir. Y el martes capaz le mandaré un par de fotos y esperaré a que me conteste. Y el miércoles sacaré el tema, o no. Y así...

No es que me hice el idiota. Soy un idiota.

Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear. Dejá de flashear.